A buen seguro que más de una de las propuestas que se exponen en esta web, recibiría duras críticas de cualquier grupo de expertos diseñadores que analizan y evalúan la calidad de los trabajos ajenos, en los numerosos portales dedicados al «branding» que circulan por la red… Y mucho más de sus habituales comentaristas que, con mayor o menor respeto, realizan sus particulares valoraciones.
Asumo pues la realidad que dicta que para existir hay que estar en internet; por eso ofrezco esta página web con una selección de trabajos, para que quien esté interesado, pueda entrar, mirar y, llegado el caso, contactar. Mi respuesta, la tiene asegurada.
Treinta años en la profesión, y de ellos más de veinte como autónomo, me han hecho ver que, aunque todas las opiniones hay que tenerlas en cuenta, la que realmente más pesa es la del cliente; el cliente es el que paga, y quiere pagar quedándose satisfecho. Se le podrá aconsejar, se le podrá sugerir, se le podrá intentar convencer, pero, al final, él siempre tiene la última palabra y por lo tanto «su» razón. Además, el cliente satisfecho siempre acaba volviendo o recomendando y eso hay que cuidarlo.
¿Conformista? ¿Interesado? Puede ser, pero al igual que se dice que casi todo el mundo lleva dentro un seleccionador nacional de fútbol, también los hay que llevan un diseñador gráfico. Y es muy respetable. Son las reglas de este juego y si queremos jugar, hay que asumirlas.
Así pues, «contra gustos, no hay disputas», o lo que es lo mismo: «para gustos, los colores». El refranero es sabio.