Mi padre ya se dedicaba a esto de la Publicidad. Fue uno de los pioneros autodidactas de la agencia ALAS en aquella Valencia fascinante de los años 60.
El oficio lo aprendo de él. Y de Ximo Rosell —paralex, escuadra y cartabón— y Miguel Bolós —todo «ojímetro»— en «5ºA Estudio Gráfico», cuando el diseño por ordenador está todavía por llegar a finales de los 80 y el Letraset y la repromaster son la tecnología de vanguardia. Trabajamos principalmente para las agencias Delvico Bates, Nautas, Voramar y Cid, que tienen como clientes a Famosa, Canal 9, Bancaja, IVAM, FMI… entre otros muchos.
Y llega el Macintosh. Le doy mi primer bocado a la manzana arco iris, y con mi curso de Aldus Freehand bajo el brazo, ayudo a desembalar y a arrancar los primeros equipos en V&M Servicios Gráficos con Pompeo Devicienti —Víctor— y Miguel Ángel Gómez —siempre en Helvetica—, formando dúo con Manolo Arbas Collado —«el Rotring ha muerto»—. Arge Publicidad, Punto K, Generalitat Valenciana, Universitat de València e Institutos como IBV, AIDICO, AIMME son los principales clientes.
A mediados de los 90 y ya con mi primer Mac (un LC475 de 231.652 pesetas), me instalo en Climent Disseny formando tándem con José Luis Climent —un verdadero artista en el tablero—. «Fifty-fifty» colaboramos con las agencias Arge y Punto K y con las jugueteras Redondo, Mediterráneo (luego MB y más tarde Hasbro) y Smoby.
En 1998 comienzo mi andadura «autónoma» en solitario, inicialmente en un piso compartido para, al poco tiempo montar mi primer estudio en un viejo edificio en la avenida Cardenal Benlloch, 68 de Valencia. Franz Kelle —siempre de usted—, director de Publicis (antes Arge) confía en mí, y su agencia se convierte en mi primer gran cliente, donde realizo encargos sobre todo para Caja Rural Valencia. Poco a poco la cartera se amplía con clientes de todos los sectores: público y privado. Mi padre —Navarro— se deja caer por el estudio de vez en cuando para aportar consejo, experiencia y algún que otro cliente.
Ya en 2005, tras el cierre de Grafismo, me ofrecen dar servicio a clientes como Puertas Cubells, Lida Química, Capa y Decco.
Traslado el estudio a otro viejo edificio. En el número 8 de la calle Pintor Peiró, prosigo la actividad hasta que el propietario del inmueble decide derribarlo y, muy a mi pesar, tengo que buscar nueva ubicación cuando casi no había terminado de instalarme. ¡Qué fastidio!
Desde 2018 estoy muy a gusto en la luminosa quinta planta del número 5 de la calle Periodista José Ombuena, donde sigo con más canas pero con la misma ilusión que cuando comencé, ofreciendo variados servicios para clientes de todo tipo de sectores, desde la Conferencia Episcopal Española hasta la pizzería del barrio, con un trato directo, cordial y procurando siempre aportar soluciones.