Decir «Michelangelo» es decir fidelidad. No en vano es mi cliente más antiguo. Desde mediados de los años 90 hasta hoy, esta pizzería que regenta el napolitano Rosario Farucci ha confiado en mí el diseño de sus diferentes modelos de cartas y de todo aquello que ha ido necesitando. Además de la pasta y de la pizza, Rosario todo lo hace bueno.